domingo, 18 de octubre de 2009


Otra vez, el mar reina;
la lid: las olas y acantilado,
la dulce brisa te despeina
y te beso con el frío al lado.

El agua, como nosotros,
quiere alzarse al cielo;
Con las estrellas y otros...
Una luz lejos y un anzuelo.

Montados en el abismo, arriba,
rociada con suave luz de luna,
tu rostro con la mirada perdida
y prendida en hielo tu fortuna

Gélido y solo, el peñasco rocoso,
como la noche de un invierno;
tres faros espigados y un mar furioso,
testigos de un amor eterno.

Fuera de nosotros ya no hay nada,
ni una oscuridad ni un sigilo...
solo y solos sin una coartada
muerdes mi cuello de hilo.


GeníS

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