Dormidos de pasión,
en la laguna de la mirada perdida
y la fruta que esconde
tu enigma solitario.
El manto de la noche,
dispara con el arco
del silencio, las estrellas,
como un perfume en tu cuello.
Y el aire, muta, con su vaivén,
el aposento del agua,
donde se mira en plata la luna,
y muere el color de la tierra.
Arena y fuego, buscan
el camino de una noche
con sabor dulce de amor,
sabor de tormenta, rayos.
El humo de los besos
empanya los cristales,
dibujando un corazón delirante
con la mano del futuro.
genís