domingo, 13 de diciembre de 2009



Merodea, ante tus ojos,
abiertos al cielo desentonado,
la nostalgia que engulles
de mi vida;


concupisciente y fresco aroma,
de amor entre noches y sábanas:
mausoleo del apetito rojo.



Como la lluvia, las azules y diáfanas
gotas en tu cuerpo levantisco
diseminas, e insemino el camino crudo;



estallan bombardeos acusosos y mudos
en los senos de la mirada dócil,
y agujerean, como espinas en mi corazón,
la vela que surca tímida tu boca.



Hielo en los fogosos labios,
como una ventisca de desierto;



Primavera que amaneces con raro estruendo,
y tu sensuales pétalos abres;
¡musa divina, domina mis designios!




Genís.

No hay comentarios:

Publicar un comentario