Parentesis de silencios enamorados,
de palabras sin armaduras, ni cuchillos
indagando la huella de la pasión recelosa
que amanece en tus labios de tacto sencillo.
Suspiros que se balancean en la noche,
cuando la áspera batalla termina
y el aliento furtivo de la madrugada
con fervor se te tira encima.
no hay frutas malechoras ni laurel,
en la cuna del rio, nunca duerme mismo licor;
como el tiempo o un sentimiento, fluye,
el fulgor de la espina del amor.
Galve Garcia, Genís
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