Donde empieza lo soñado,
-hondamente- mueren
los trinos de una realidad aturdida,
acomplejada en la luz
que brota en los deseos.
Los velos de la mentira
no siempre esconden la verdad;
No aguardan, siempre,
unos labios, la dulzura de un beso.
Mas, tus ojos cándidos,
tu ilusión pueril y el fulgor
que baña tus pupilas oleadas;
son una verdad cartesiana,
unos labios de jazmín besados.
Y en el final de mis palabras
se extingue la huella
de tus labios ausentes;
en el último resquicio
de mi voz, sueñan repicando,
aún, tu besos de rayo.
genísGG
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