martes, 13 de abril de 2010


Cenizo, como el techo
que se amansa ambiguo
sobre nuestras quimeras,
así nace el nuevo día.

Hielo primaveral punzante,
eriza la piel desnuda,
las púas metálicas del frío,
se inyectan en el alma.

Deshuesado, se cierra triste
un ocaso, expirando
en las sábanas melancólicas
que viéronle nacer.

Solo un minuto de mudez,
reserva el instante
que se desangra negruzco,
una apacible despedida.

G.galve.G

No hay comentarios:

Publicar un comentario