En cada vocablo que vertía,
deslizábase en su sanguínea boca,
como el reflejo del titán
desciende prendido de sus ojos,
un cetrino suspiro añorado,
del amor, la simiente inesperada.
En el lago, donde sus máculas
mirábanse su interior funesto,
una estigia calígine confundía;
la calima del lejano Júpiter,
frívolo enfurecido, triste colérico,
rociaba sus pueriles maquinaciones.
Confusa por las níveas brisas
divinamente tratadas...
en un aquelarre ignoto y callado,
debatianse su conciencia cándida,
en un duelo mortífero y cruel,
contra sus osados designios.
Y así, tentada por el cristalino
y mecido suelo, incoloro y trágico;
abriose camino en las frías aguas,
acercándose ingenua a la muerte.
Pues por no alcanzar sus labios besar,
él quiso muerte para su musa.
GENÍS
deslizábase en su sanguínea boca,
como el reflejo del titán
desciende prendido de sus ojos,
un cetrino suspiro añorado,
del amor, la simiente inesperada.
En el lago, donde sus máculas
mirábanse su interior funesto,
una estigia calígine confundía;
la calima del lejano Júpiter,
frívolo enfurecido, triste colérico,
rociaba sus pueriles maquinaciones.
Confusa por las níveas brisas
divinamente tratadas...
en un aquelarre ignoto y callado,
debatianse su conciencia cándida,
en un duelo mortífero y cruel,
contra sus osados designios.
Y así, tentada por el cristalino
y mecido suelo, incoloro y trágico;
abriose camino en las frías aguas,
acercándose ingenua a la muerte.
Pues por no alcanzar sus labios besar,
él quiso muerte para su musa.
GENÍS
No hay comentarios:
Publicar un comentario