sábado, 17 de julio de 2010


La noche, funde sus huellas
en la sonrisa de un sol pronto.

Ocúltase errante
de la hoja lacerada
y ojos compungidos.

La noche es un candil
que se apaga con el silencio
de las lágrimas desaforadas.

Nebulosa durmiente,
sedante del punzón, que en el pecho,
grita libertad...

La noche es un balancín,
en un salón donde no corre el tiempo.
Baila entre el placer
y la cicatriz de un olvido.

Nostálgica somera.
Sombra de secretos ahogados
en un mar brumoso.

La noche es una horda de asuetos,
una liza en el placer...
un crímen que lleva antifaz.

Ansía el arrebol terco
de su infancia...
aguardando el de la muerte.



Gnesí

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