martes, 25 de mayo de 2010


La avalancha infernal
me debora,
en las calles del mármol roído.

Los silencios esconden
verdades que son de fuego,
y el mudo invierno
arropa como el acero.


Mi lecho de soledad,
un jazmín helado
y los arañazos de furia,

se evaporan en mi alma.


Más allá del tumulto
de deshorna y gris,

sola, tú,
deshojando mi melancolía;

un baile de viento
acompaña el levitar de tu pelo,
entre estrellas de trigo.

Y ese ruido que se entromete
jugoso y hábil
y asciende a mi locura,
me llama, "amor".

GENÍSgalveGARCIA

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