Cristal mojado y suave piel,
los sollozos del cielo resbalan
agonizando su leve descenso,
afanosos de gustar tu miel.
Besos perdidos, sabor a hiel;
labios truncados por un "no"
destilan un humor de amargura,
son un dócil mar sin batel.
Los caminos de tu cuerpo fiel,
liso y laso al frío amanecer,
es la entrada al tártaro verde,
ostentación en mi aposento cruel.
GENÍS
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