Segundos disfrazados de horas
vuelan torpes con pies de plomo,
lejos miradas de mismo dicótomo;
lánguido entre estrellas alentadoras.
Camuflada, la trenza del tiempo,
enredada a los abrazos vacíos,
aguarda en la ventana, princesa de mi cuento;
esfúmase el amor entre hastíos.
Brota el llanto mágico nocturno,
vestido de silencio, color embriagado;
el beso fugaz en el cielo asustado
muere en mi boca de cristal, taciturno.
Armonía y el mar sonríe en tu ventana,
el azul de tus ojos de diamante
delata el humo de tu llama...
sombra lejana de la melacolía errante.
GeníS
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