La lágrimas caen divertidas
sobre la rosa de tus mejillas,
y la sonrisa de una vil noche,
es lapidada por la capa del atardecer...
¡Desespera, miedo!
las perlas de la noche videan
el leve sonido de tus dedos;
Mójate, mar, de tus lágrimas,
de la sal que empaña corazones,
y sumérgete en las entrañas
de la playa de tus labios chocolate.
Los brazos enredadera y verdes,
enlazan la melancolía del solitario
y una sonrisa de complicidad compleja
es la miel en la anémona silvestre.
Eléctricos y efímeros, veloces corren,
hélice del tiempo, los segundos de oro;
en las sucias aceras,
en los castillos de arena,
en las playas de acero;
para los ricos
y para lo que lloran.
G.G.G
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