Siento la algazara
del amor en mi nuca,
como una ola del mar
y una rama desnuda.

Los corazones de piedra,
de tierra se exhuman
y el asueto nocturno
el alma me turba.

Desciendo del rubor
durmiendo en locura.

Remedos de besos
se pintan en burbujas.

Las puertas del lecho,
palabras me susurran,
de amor y de azul
tatuadas en la luna.

Tu silueta reluce
en un espejo desnuda.

El amor brota hábil
de una simiente pura.

Una atmósfera me atrapa
en una cámara oscura,
tu ojos me llaman
preso de beldad astuta.


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